Has llegado a tal punto, que todo lo que tiene que ver contigo duele. Duele echarte de menos, muchísimo, y te echo en falta a todas horas. Duele que no me abraces, me beses, o simplemente me digas te quiero. Duele no poder tenerte aquí, conmigo, ahora y siempre. Duele amarte tanto. Duele que tu presencia dependa de mi estado de ánimo. Duele saber que no seré para ti algo más que una amiga. Duele ver que eres tan perfecto, y nunca te podré tener para mí. Duele saber que esa sonrisa que tanto me gusta, no va por mí. Duele que estés enamorado de ella, y no de mí. Duele no verte, y verte también. En verdad, eres tanto que si no estoy contigo, me muero, es necesidad de oler tu olor, de notar tu presencia. Pero cuando te voy a tener cerca, esas mariposas empiezan a revolotear y revolotear, y el corazón empieza a latir tan rápido, que parece que me va a salir por la boca. Me he acostumbrado a ti, a tu sonrisa, a tu todo. No sé si seguir luchando, porque voy a perder la batalla sí o sí, pero dicen que es mejor hacerlo, que no hacerlo, y yo, pues voy a hacerles caso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario